Día 928, domingoCompré un par de cervezas a eso de las cuatro de la mañana en la discoteca a la que fui con un amigo, empeñado en pasarla bien, conocer alguna chica y tener sexo casual. Pudimos haber ido al centro de Lima, que es un lugar para mí mucho más místico, pero en Barranco siempre hay diez o catorce veces más de posibilidades de encontrarme con alguien. Así que nos ponemos a bailar, con los vasos de cerveza en la mano, mientras vemos a las chicas con sus vestidos, sus faldas y sus mini shorts, todas en un frenesí nocturno que intento entender. Me encanta salir en la noche y buscar problemas, pero encontrarlos resulta más que costoso y agotador. Sin embargo, mi amigo y yo permanecemos estáticos, empecinados, mientras todo alrededor nuestro da vueltas y vueltas. Hay una chica en particular que me llama la atención, lleva un polo rojo y una falda blanca, se mueve lento y nunca baila con nadie, únicamente se dedica a hablar con un tipo que, estoy más que seguro de ello, le invita cocaína en el baño. Paso junto a esta chica miles de veces sin que ella me haga ningún caso, y en el interín de todo esto me dedico a beber cerveza como si el mundo se acabara mañana y mis experiencias sexuales dependieran de esta única noche. Me dedico entonces a lamentarme de mi pie plano, sentado en una silla, agachando la cabeza y sintiendo aquel efecto aculumado que produce el alcohol. Suena "More than this", de Roxy Music. Es entonces cuando sucede. Levanto la mirada y todos en la discoteca llevan puesto el uniforme del colegio Alpamayo.